miércoles, 15 de noviembre de 2023

Palabras de Oswaldo Chanove a propósito del tercer número de «Nuveliel»

 

PARA LA REVISTA NUVELIEL[1]

 

Oswaldo Chanove[2]

 

Parece que cada persona se pone una meta en la vida. La más popular de todas es sobrevivir. La más romántica es alcanzar la felicidad. La más prestigiosa es contribuir a hacer del mundo un lugar mejor. ¿Cuál es la misión del poeta? Escribir un texto que sea algo más que una suma de palabras, de imágenes, de ideas. La ambición del poeta es escribir algo que tenga el poder de transformar el contenido del lenguaje en algo abierto hacia las zonas que solo se vislumbran. La ambición del poeta es parecida a la del mago. El lenguaje es el instrumento más importante de la civilización. Usamos el lenguaje no solo para establecer conexiones que nos permitan agruparnos, cazar, recolectar, trazar los parámetros de algún imperio, sino para algo verdaderamente sustancial como conversar con nosotros mismos. Vivimos a través del lenguaje, con el lenguaje vamos tallando la imagen con la que navegamos las horas, la imagen que vemos cuando nos imaginamos a nosotros mismos. Clarice Lispector aseguraba que el lenguaje sirve para iluminar el Yo. El problema es que el lenguaje se desgasta con facilidad y pierde potencia. Decimos te amo a diestra y siniestra hasta que las palabras son solo palabras, hasta que las palabras son llaves que no abren ninguna puerta. Hacemos ruido, lanzamos signos que son como una marea de células muertas. La misión de los poetas es encontrar combinaciones que convoquen a la sorpresa, a la revelación, que despierten zonas dormidas del alma, que restauren las rutas entre lo que decimos y lo que queremos decir. Aunque no son buenos tiempos para la lírica, aunque mucha gente no logra entender para qué sirve la poesía, sin ella estamos condenados a ser solo la versión esponjosa de nosotros mismos.

Quisiera expresar mi profundo agradecimiento al equipo de la revista Nuveliel por su generosa iniciativa. En estos tiempos de inmediatez de las redes sociales resulta imprescindible una revista sólida y meditada. El esfuerzo de sus jóvenes editores sin duda calará hondo. Muchas gracias.

 

 

Oswaldo Chanove
en la portada del tercer número de Nuveliel[3]



[1] Discurso leído el sábado 28 de octubre de 2023 en la primera presentación del tercer número de la revista Nuveliel, el cual se llevó a cabo en el marco del festival En octubre sí hay milagros.

[2] Nació en Arequipa, Perú, en 1953. Estudió en el colegio La Salle y la Universidad Nacional de San Agustín. En 1976 participó en la revista Roña y también formó parte de las revistas Ómnibus y Macho Cabrío. En 1979 ganó el premio de poesía José María Arguedas por su primer libro, El héroe y su relación con la heroína (1983), al que siguieron otros como Estudio sobre la acción y la pasión (1987) y El jinete pálido (1994). En 1991 fundó la Sala de audiovisuales del Centro Cultural de la UNSA. En 1996 se instaló en Cusco para escribir su novela Inka Trail, publicada en 1998. A fines de los noventa se trasladó a vivir en El Paso, Texas. En el 2002 publicó Canción de amor de un capitán de caballería para una prostituta pelirroja y colgó en la red un recetario de comida arequipeña. Destacan también los títulos: Cosas infames (2009) y Plexo Solar (2010). Su Obra reunida fue editada en 2012 por el Gobierno Regional de Arequipa. En el 2018 publicó El motor de combustión interna, en el 2020, Una doméstica impugnación del infinito y, recientemente en el 2022, su primer libro fue reeditado por Álbum del Universo Bakterial.

[3] Fotografía tomada por Juan Carlos Belon Lemoine y Oswaldo Chanove. Diseño de tapa hecho por Leslie Arellán.

lunes, 13 de noviembre de 2023

Editorial del tercer número

 PRESENTACIÓN

 

[ Editorial]

 

«Cada hombre es el centro del universo
y cada hombre no significa nada
»

Oswaldo Chanove

 

Canonizar un escritor implica otorgarle presencia en, por lo menos, una de las tres esferas que conforman el capital simbólico de una sociedad: la académica, la pedagógica y la cultural. Cada una de ellas está en constante relación con las otras, pero sin perder su función específica ni vedar los aportes que puedan brindarse entre sí. Bajo estos parámetros, el ingreso de un poeta en el imaginario social es posible a través de los consensos académicos, las clases impartidas en instituciones educativas y la difusión hecha por los medios de comunicación y los eventos culturales.

Esto es posible, siempre que el autor supere el juicio del crítico más duro: el tiempo. Existen obras que se imponen por sí mismas, resuenan desde su simple aparición hasta convertirse en clásicos. Sin embargo, también existen otras que necesitan reivindicarse tras quedar incólumes por limitaciones en el rango de su difusión o las controversias estético-ideológicas de su época. Por ello, el rescate de un autor es una apuesta por su trascendencia, un desafío a las zonas inexploradas de la cartografía literaria, cual desafío de un arqueólogo que incursiona en territorio desconocido hasta encontrar nuevas maravillas para la historia.

En el contexto peruano, los nombres en el canon literario continúan en constante revisión y Oswaldo Chanove, a nuestro modo de ver, resulta ser uno de los primeros en la lista. El talante irónico de la parodia, la voz dramática al modo de un filme, la perspectiva desmitificadora del infinito, entre otros matices, definen algunas de sus virtudes. Podríamos decir, sin un tono pesimista, que cualquiera de sus libros más relevantes es el centro de los 80 en la poesía peruana y que, al mismo tiempo, no significa nada en un panorama tan heterogéneo. En efecto, posee una singularidad tan resaltable como la de los integrantes más populares de los grupos limeños. Es todo un poeta y es nada entre los más memorables, en tanto no tiene nada que envidiar a ninguno de sus contemporáneos.

Esperamos que las páginas siguientes, dedicadas tanto a su obra como al campo literario de su década, abran paso a mayores esfuerzos de canonización, tal cual fue el II Coloquio de Estudiantes de Literatura UNSA en los días 11, 12 y 13 de noviembre del 2021. Asimismo, esperamos que rindan tributo a dicha etapa tan álgida en la historia de la literatura arequipeña. Piénsese, especialmente, en el furor de los grupos poéticos que se formaron, el apasionado movimiento de las publicaciones y las antologías destacables que testimonian de toda esa revuelta. Volvamos, una vez más, a escuchar la viva voz de los 80.

 

 

Arequipa, Abril de 2023





Así se fundó el grupo y la revista «Ómnibus». Testimonio de Charo Núñez Brito

 

EL MIMEÓGRAFO, EL FAR WEST Y EL PUENTE DEL DIABLO[1]

 

Charo Núñez Brito[2]

 

Recuerdo que conocí a Oswaldo una buena noche del verano de 1976, en casa del poeta mayor José Ruiz Rosas. Estaba sentado Oswaldo, vestido de azul marino, con una copa y algo más (in­descifrable) entre las manos. Era muy joven, parecía flotar, pero a todas luces ya se podía ver que contenía infinidad de preguntas (ecuaciones) de todos los colores (entonces) a medio responder. Y tenía ya la misma media sonrisa conspiradora. En otras pala­bras (casi) igualito a hoy.

Generoso como siempre, don Pepe había invitado esa noche con motivo de cierre de un curso para profesores de Literatura que había concluido ese día. Tal curso fue dedicado a los pro­fesores locales de literatura y fue dictado por importantes pro­fesores de Literatura llegados todos desde afuera de la cuidad, entre ellos estaban Antonio Cornejo Polar, Washington Delgado y Antonio Cisneros. Yo no era profesora de literatura ni de nada, apenas había empezado a estudiar medicina en la Universidad Nacional de San Agustín. Pero por cosas del destino y por ra­zones de ociosidad, ya que mi universidad estaba una vez más de huelga general e indefinida, me anoté y atendí tal curso para profesores en calidad de falsa maestra o estudiante clandestina.

El curso duró un par de brillantes semanas y, como para coronar ese extraordinario tiempo, sin saber cómo ni por qué o por similares sinrazones, el día final, acepté jubilosa una muy elegante invitación del poeta Cisneros a almorzar. Y almorza­mos en la entonces novísima y muy cosmopolita Pizzería de la calle Mercaderes, pero en verdad más que almorzar hablamos sin cesar, de todo lo vivido y por vivir. Al almuerzo le siguieron una caminata y unos postres y unos tés en el café de la Suiza, al cual Toño nombró el Far West, y a los tés les siguieron unas guindas con pisco (primeros licores de mi parte); y después de las guindas, la urgencia de Toño de asistir a la tertulia en casa del entrañable (y para mi desconocido) Pepe, ya mismo, esa noche. Entonces corrimos y llegamos a la bella casa de la calle Villalba 426. Yo en calidad de inocente paracaidista o reverenda intrusa caída del palto; pero eso sí, traída de la mano del muy alto Toño, quien era el invitado de honor. Nunca en mi vida había estado yo en medio de tan peculiar y amable compañía, de tantos poetas juntos. «Casi todos vestidos de colores oscuros», subrayó Toño.

Felizmente no tuve que hablar, todos me acogieron como si fuera una más de la partida, nadie me preguntó nada y pude darme el gusto de permanecer muda. Hasta que, misma cenicienta, al notar el avance de la noche (oscura) pregunté: «¿y ahora cómo vuelvo a casa?» Algunos se miraron entre ellos. No respondieron. Ninguno tenía apuro, ni se preocupaba en lo más mínimo por el transporte. Se hizo un pozo de silencio, penumbroso, en mi corazón. Pero no duró mucho, ya que, desde algún rincón inesperado, cuál ángel guardián (o exterminador), Oswaldo se levantó y dijo: «yo los llevo, ¡a donde quieran!» Puedo ver todavía al joven artista muy avispado al volante de un automóvil sedán del cual no recuerdo la marca, a su lado iba de copiloto el codirector de la revista Roña y, estoy segura, éramos varios más; pero fue él, Oswaldo, también llamado el Mago de Oz, el que de entre todos los poetas me devolvió sana y salva, entre risas, despedidas y muy dichosa comarca, hasta la mismísima puerta de mi casa (donde mis padres me esperaban despiertos, aterrados).

Alonso no estuvo presente esa noche. Poco tiempo después me enteré que Alonso existía y que se había perdido el evento por haber estado en Puno, en misión de carnaval y entrevistando a la Virgen de la Candelaria. Alonso apareció por primera vez en mi horizonte una tarde tocando la puerta con muy particular ímpetu y trayéndome cual embajador de los países fríos, un encargo, unas flores y unas disculpas en nombre del novelista Edmundo de los Ríos; quien se había portado muy mal los días anteriores.

Una vez medio aceptadas las disculpas, procedimos a caminar. Charlamos de todo lo humano y lo divino desde la casa de mis padres que quedaba al final de la Avenida Ejército, pasando el Puente del Diablo, hasta la Plaza de Armas, y tomamos algo en el Far West. Alonso tenía los ojos enormes, el pelo largo, una irreverente y a la vez ceremonial actitud que encubría una inteligencia aguda, portentosa, resbaladiza, peligrosa, de niño bravo y al mismo tiempo de anciano socarrón, que a su escasa edad había vuelto ya de dar la vuelta al mundo y tenía miles de ideas, proyectos y más viajes por plasmar; además de unos cuantos nuevos poemas bajo el brazo, siempre reposando junto a sus muy queridas y bien despiertas musas. No solo todo eso tenía Alonso, sino además un vozarrón que llenaba las calles vacías de nuestra gran ciudad con las notas y las líricas de la Marcha de Morán o el himno de la Alegría en las noches de ronda. Era, para más datos, el mejor amigo de Oswaldo, y viceversa. Por donde andaba uno solía aparecer el otro.

A Misael Ramos lo conocí aparte. Al otro lado del espectro entre la ciencia y la metafísica. En plena facultad de medicina. Un día cualquiera de clases en el que yo había tenido sumergida la nariz en formol por largas horas buscando el nervio vago y el plexo solar (y el alma) en los fondos de mi designado cadáver. A la salida de tan encomiable como insulsa práctica, tras las puertas del anfiteatro de anatomía, me interceptó como un aparecido o un resucitado silente, pálido, muy delgado; aunque en comparación a mi experiencia anterior, lleno de vida. Se presentó y pasó de inmediato a informarme que habíamos ganado los juegos florales de poesía de la facultad. Los dos. Yo, el primer puesto, y él, el segundo. Y que, como no asistí a la ceremonia de entrega de los premios, él tuvo que recibir ambos y traer el mío. «Muy merecido», me dijo. Y solemnemente me hizo entrega del primer premio, era un libro: Así se templó el acero de Nikolai Ostrovsky. Yo ya lo había leído, pero igual me alegré y, una vez cumplidos los agradecimientos, procedimos los dos premiados a caminar desde la Facultad de Medicina hasta el Far West. Hablamos de todas las injusticias, de todas las intrigas del espacio y de la relatividad coyuntural del tiempo.

Para entonces ya los dos, Oswaldo y Alonso, más el recién premiado Misael, poseían intenciones de fundar y publicar una revista de poesía propia. Una revista que (a diferencia de otras) no cargara manifiestos literarios, fuera y libre de toda trampa, sin argucias ni sesgos ni venias a movimientos ni escuela alguna, sin fundamentalismo de grupo ni agenda ni presunciones ni nada más que la destilada verdad, la valentía, la belleza desnuda del lenguaje; una revista arco, flecha, dardo, vehículo que lleve lejos no a los poetas, sino a los poemas. Y tenían, Oswaldo, Alonso y Misael, todo lo necesario para hacerlo ya mismo: la ilusión, el mimeógrafo, el nombre, el formato, el día en que saldría a luz, todo listo; solo les faltaba dinero para el papel.

Ahí es donde, cual cirujana, intervine y, con una filosa mentira, le dije a mi padre que necesitaba comprar urgentemente un libro más de medicina, otro, de texto, sin el cual sería imposible avanzar. Mi padre cedió. Y así conseguí y traje el dinero en efectivo. No sé en qué exacto lugar fue que nos reunimos, pero sí que Misael se puso de pie, calló, me pagó con un muy leve asentimiento de cabeza y una mirada profunda, interminable. Alonso se echó a andar, a dar vueltas como un místico iluminado, se detuvo por un instante y proclamó que cada quién defendería a muerte sus propios textos para incluirlos en el escaso espacio del Ómnibus. Oswaldo registró cada detalle, respiró hondo, cuadró los anchos hombros, torció el cuello, extendió completa la sonrisa y sacudió un puño hacia el infinito.


 


Mauricio Maldonado, Misael Ramos, Oscar Malca, Oswaldo Chanove, Patricia Alba, Eliana Llosa, Dino Jurado y Alonso Ruiz Rosas, de Ómnibus[3]



[1] Publicado por primera vez en Nuveliel. Revista de literatura y humanidades. Año 3. Nro. 3, pp. 161-164.

[2] Nació en Arequipa en 1955. Estudió los primeros cuatro años de la carrera de medicina en la Universidad Nacional de San Agustín, a la que ingresó con el primer puesto. El resto de su carrera la completó en la Universidad Cayetano Heredia, donde se graduó como médica cirujana. Más adelante, se formó como psiquiatra en el hospital Washington D. C. En 1993 publicó el libro de poesía Asuntos pendientes en Argentina y colaboró con la revista Diario de Poesía, en la que difundió poetas peruanos, cuyos nombres eran desconocidos entonces en Buenos Aires; entre ellos, Oswaldo Chanove.

sábado, 11 de noviembre de 2023

Editorial del segundo número

 

PRESENTACIÓN

 

[ Editorial]

 

¿Cómo hallar «lo real» en el miserabilismo…?

Carlos Monsiváis

 

Los vericuetos del 2020 frenaron la rotación del planeta y nos llevaron a tomar nota de las catástrofes en el mundo de hoy. Este siglo –donde el tiempo es tan veloz e hiperactivo, donde la sociedad se fragmenta con un riesgo atomista– padeció un genocidio silencioso, disímil al de las guerras mundiales o internas. ¿El autor? Un virus, impaciente por devorar la salud y la economía de los países. Empujados al encierro, solo nos quedaban los medios para espectar la agonía reinante; solo las pantallas y la voz para conmiserar a los caídos, en tanto la ficción calaba con narrativas de todo tipo. No por nada La peste de Camus fue un bestseller.

Confiar en lo dicho y hecho por el gobierno nunca fue fácil en el Perú, en especial si la desconfianza se expande más allá de sus fronteras. Sospechar de las medidas tomadas al respecto y su eficacia no es algo exclusivo de este país. No así, nadie duda del dolor, la realidad golpea duro siempre que puede; de modo que al toparnos con la muerte en esta precariedad solo hay hechos, no interpretaciones. Llegamos así al dilema que debate la libertad con la vida, pero si retiramos las banalidades de la primera, la disquisición se difumina. Sin libertad sería imposible salir de la pobreza, sin vida no existiría la libertad.

Estamos cerca de cambios sociales bastante imprecisos, pero es seguro que necesitamos restaurar los cimientos del pasado ante lo que venga. La opción no estriba en un retroceso, cuanto más en un rescate de las virtudes que sostienen la identidad, es decir, recuperar firmeza ante la desconfianza. Si las ficciones de ahora son un laberinto ¿por qué no sujetar el hilo del origen? No hablamos de endogamia, la firmeza es indispensable para ofrecer generosidad; la apertura hacia el «otro» requiere de un «yo», solo así podemos pensar en un «nosotros». La libertad es real cuando evadimos la indiferencia, la condición nihilista del narcisismo contemporáneo.

Nuveliel sirve a la tarea de restaurar la tradición literaria de Arequipa, cuyas ficciones no pierden relevancia si pensamos en guardar la compostura ante la condición heterogénea de la nación y el devenir impredecible de la historia actual. Asimismo, no reniega de la trascendencia y resonancia del canon oficial, mas señala las carencias del mismo cuando deseamos ampliar el fenómeno de la literatura peruana más allá de la capital. Recordemos que muchos de los mejores escritores fueron migrantes de provincia, esto da visos de una trayectoria que articula el centro con la periferia; lo que da pie también a contar la historia desde aquí con el afán de una integración prudente. Como el ángel de Aníbal Portocarrero en un mundo devastado e inestable, atendemos a renacer desde el margen, reescribir la historia; completar los puntos ciegos de su panorama. En otras palabras, mantenerla firme.

 

 

Arequipa, Abril de 2021





«El devenir de las manos» y otros poemas de Vladimir Alvarado Ramos

 

TRES POEMAS DE VLADIMIR ALVARADO RAMOS[1]

 

Vladimir Litman Alvarado Ramos[2]

 

 

el devenir de las cosas

 

el fuerte sonido          de los pasos de mi padre

el débil abrazo            de la sombra de un árbol

con la agitación de las calles en mi respiración

    la historia del principio. la historia del final

lo invisible se prueba con lo visible

    con la palabra. con la emoción  

la riqueza se prueba con la pobreza

    el valor de las cosas

    de modo      e.x.a.c.t.o  

la falsa indiferencia de los enamorados

como la fiebre de los nuevos libros

como el porque de un por qué

    el costado de la cortesía

    en el reducto de lo negro

un pañuelo de hilos de oro

junto a un recién nacido

    mi abrigo     mi zapato

    son más que un límite

aquel pequeño duerme en el limbo

    l=a=r=g=a=m=e=n=t=e

                                    en la colina

un joven azul               

un suicida                   tendido           en las persianas

    desde la mesa

                        el vaso ha caído

    desde la mesa

                        lo miro sin ruido

los consejos en la canasta para la tierra verde

los aplausos al héroe muerto. el fervor popular

    del sillar impasible recibe

                                    entrega

    el encuentro de los amantes

    el golpe contra la injuria

un sermón sigue vibrando

en un nudo entre las manos

considero

                        estas cosas

                        otras cosas

                                               la resonancia

en un lugar seguro para esperar el amanecer

una jovencita de piel azul lamenta su fatiga 

    cojea            parece agotada                                  

                        la novia del sol

                        con el sol en la boca 

    me acerco

    le llevo agua. un bastón

    no acepta nada

    el orgullo

            en los ojos

            de sus ojos

    sigue al        sur

    desde el       norte   

mi fusil descansa en un rincón

 



el devenir de las manos

 

una mujer habla con alaridos

describe          vanos círculos

    en el filo de la ventana

    un gato guarda su lugar

                                               el diván

la presión de mi mano sobre                          la ley

                                               entierra

después de la batalla

la nave del ganador                en la tierra

                                hundida

el coraje del cobarde

derrotado por la victoria

    no hay diferencia

el murmullo de la voluntad en

la impresión de la remota altura

                        fusióndevida

    los aguaceros de enero

    como una mueca negra

el turno perdido en el juego de los meses

cartas con l=a=r=g=o=s pasos en la postdata

            la calma del lector

            como la piel cosida

huesos de hombres en los valles

de la amplitud de las estaciones 

    mi pie firme en la espera

    y un canto de flechas

    en el polvo de la plaza

las manchas en la corriente   

                              corriente abajo

            reaparecen con el lirio

    la empatía pasa prueba

    abajo de mí. abajo de ti

ahora el culto caído                puede caer

los horizontes. los hechos. los años                         

llegan desde un credo

                        blando

                        blanco

    lo que ocurrió bien

    o lo que ocurrirá bien

por las sospechas que despiertan mis manos

 



el devenir de la rebelión

 

acepto lo incesante

    lo incesante de la palabra 

    en una ola

    una ola        en la reverencia

            en las piedras con eco

    con eco

la fe pasa por ciega

ayer. hoy. lo mismo

   

acepto el destino

    no me atrevo

    a ponerlo en una cuerda

mis nubes contemplan un cielo encor   ado

                                                           v

como la reconciliación p.r.e.c.i.s.a.

como la región de la v.i.r.t.u.d

    traed            brillos

                        tinieblas 

    que la cera recuerda la razón

   

acepto la medicación

            ella es la psicóloga

            ella está contigo 

            todo el tiempo

            en el infierno

ella deshace con detalle cada humilde disculpa

los obreros hacen de una legión rebelde una jaula

    y para los doctores

    los mejores honores

                                                 sombras

su saber es sentimental. las                            cruz

                                                       en

paso por ellas. al salir de casa. para el interior

    recuerdo

    todavía más 

    los cerrojos. los ojos cerrados   

favorecen el tacto de la espina dorsal

            la lógica de la rebelión

            hablan de esclavos

    pero hablan 







[1] Versiones corregidas. Publicados por primera vez en Nuveliel. Revista de literatura y humanidades. Año 1. Nro. 1, pp. 77-83.

[2] Vladimir Litmam Alvarado Ramos (Arequipa-Perú, 1990). Poeta. Bachiller en Historia y licenciado en Literatura y lingüística por la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (UNSA-Perú). Máster en Literatura Española e Hispanoamericana, Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Salamanca (España). Ha participado como ponente en diferente congresos y eventos sobre literatura hispanoamericana en diferentes países como Perú, Chile, Bolivia y España. Obtuvo el Premio de los Juegos Florales Universitarios de la UNSA (poesía, 2014) y el Premio de los Juegos Florales de la Juventud organizados por la Municipalidad Provincial de Arequipa (2017). Ha publicado en poesía El designio mayor de poema (2013) y La visión de la iguana (2018). Fue finalista del VI Premio Valparaíso de Poesía (España) 2020. Actualmente cursa el doctorado en Español: investigación avanzada en Lengua y Literatura de la Universidad de Salamanca.

domingo, 5 de noviembre de 2023

Convocatoria permanente


BASES PARA COLABORADORES

 

El blog oficial de la revista arequipeña Nuveliel abre sus puertas al material literario y humanístico que encaje en las líneas de investigación y difusión relativas a la literatura arequipeña, la literatura peruana y la literatura latinoamericana. Así también, es bienvenido material relativo a la filosofía, la cultura y las diversas expresiones artísticas desde Arequipa hasta todo el continente latinoamericano.

La convocatoria del Blog es PERMANENTE. Sin embargo, la respuesta afirmativa o negativa de las propuestas podría tomar un mes desde su recepción. Por tanto, si deseas colaborar, te pedimos paciencia y cumplir con los siguientes requisitos y formatos para el envío de los textos:

 

A) REQUISITOS

 

1)      Breve biodata del autor no mayor de 6 líneas, la cual tendrá que agregarse al texto con una nota a pie de página en el nombre del autor, que va seguido del título (La estructura básica de los textos consiste en el título, nombre y apellidos del autor, desarrollo del texto).

2)      Texto íntegro, cuyo contenido puede ser inédito o no, pero de no serlo, es necesario agregar una nota a pie de página en el título y colocar la fuente de la que proviene: “Publicado por primera vez en…”

 

Si el texto proviene de un libro:

Título del libro. (Año de publicación). Lugar de publicación: Editorial, Ubicación y extensión de las páginas que abarca (pp. Número de páginas).

 

Si el texto proviene de una revista física:

Título de la revista. Año de la revista. Número de la revista, Ubicación y extensión de las páginas que abarca (pp. Número de páginas).

 

Si el texto proviene de una revista virtual:

Título de la revista. Año de la revista. Número de la revista, Ubicación y extensión de las páginas que abarca (pp. Número de páginas solo si lo tiene): Enlace o link de la página web.

 

 

Si el texto proviene de una plataforma virtual:

Título de la página web. Año (y mes) de publicación: Enlace o link de la página web.

 

Asimismo, si el texto ha cambiado de nombre, por favor especificarlo de la siguiente manera: “Publicado por primera vez con el título de «Título de la primera versión del texto» en…”

 

3)      Una imagen que haga referencia al contenido del texto. Esta puede ser una ilustración o una fotografía. Así también, puede enviarse dos o tres, pero solo será seleccionada una en específico. Si no hubiese una foto que ilustre la propuesta, el autor puede enviar una foto de sí mismo. Así también, si la imagen fue extraída de una página web o el autor ve necesaria su descripción en tanto es una fotografía tomada por una persona a la que debe darle créditos, o simplemente desea describir la imagen y el lugar en el que fue tomada la fotografía, es preciso agregar estos datos en el correo enviado (es decir, no se incluye dentro del texto). El archivo (o archivos) de la imagen tendrá que enviarse aparte, de manera que serán dos archivos lo que figuren en un solo correo: el texto y la imagen. 

 

B) FORMATOS

 

1) RESEÑA

 

Las reseñas pueden ser tanto sobre textos de divulgación académica como creación literaria. Son permisibles las reseñas de poemarios, novelas, libros de cuentos, obras de teatro, crítica literaria, libros de ensayos e investigación literaria; siempre y cuando no salgan del tópico latinoamericano. El título a encabezar toda reseña debe consistir únicamente en: Apellido, Nombre del autor del libro: Título del libro. Ciudad de publicación, Editorial, Año de publicación, Número de pp.

 

v  Tipo de letra: Times New Roman.

v  Interlineado: 1.5 (sin espacio).

v  Extensión entre 2 a 4 páginas.

v  Los libros reseñados pueden ser publicaciones lo más recientes o distantes a la fecha actual.

 

2) POESÍA

 

Son válidos los micropoemas como el haiku, tanka u otros textos de arte menor. Asimismo, es recomendable no exagerar con la longitud del poema, pues si –por ejemplo– abarca toda una página en formato de prosa, es probable que sea rechazado.

 

v  Tipo de letra: Times New Roman.

v  Interlineado: 1.5 (sin espacio).

v  Es posible enviar tres o cinco poemas, no obstante, los textos se someterán a selección para ser publicados.

v  En el caso de poemas extensos, enviar máximo tres, y en el caso de poemas breves, enviar cinco.

v  Especificar si alguno de los textos tiene antecedentes en algún concurso o publicación (colocar una nota a pie de página en el título).

 

3) CUENTO

 

Son válidos los microrelatos o microcuentos, si se da el caso, es posible enviar más de uno.

 

v  Tipo de letra: Times New Roman.

v  Interlineado: 1.5 (sin espacio).

v  Es posible enviar más de un solo cuento, no obstante, los textos se someterán a selección para ser publicados.

v  La extensión máxima es de diez páginas.

v  En caso de ser un cuento extenso, es recomendable enviar solo uno, y en el caso de cuentos breves, enviar dos.

v  Especificar si alguno de los textos tiene antecedentes en algún concurso o publicación (colocar una nota a pie de página en el título).

 

4) ENSAYO

 

Los ensayos no necesitan seguir el formato de citas o bibliografía APA. En el caso de utilizarlas, es recomendable usar solo notas a pie de página en las que se especifique el texto aludido (del siguiente modo: Autor. Año de publicación. Título de la obra. Lugar: Editorial, Número de página citada) y colocar entre comillas el fragmento citado; si no fuera el caso, es suficiente con utilizar el entrecomillado.

 

v  Tipo de letra: Times New Roman.

v  Interlineado: 1.5 (sin espacio).

v  Es posible enviar más de un ensayo, pero solo uno podrá ser seleccionado.

v  Extensión entre 1 a 5 páginas.

v  Especificar si el texto tiene antecedentes en algún concurso o publicación (colocar una nota a pie de página en el título).

 

5) CRÓNICA

 

En lo posible, es recomendable que las crónicas evoquen en espacios, eventos o sucesos de Latinoamérica:

 

v  Tipo de letra: Times New Roman.

v  Interlineado: 1.5 (sin espacio).

v  Es posible enviar más de una crónica, pero solo una podrá ser seleccionada.

v  Extensión entre 1 a 5 páginas.

v  Especificar si el texto tiene antecedentes en algún concurso o publicación (colocar una nota a pie de página en el título).

 

6) ARTÍCULO DE OPINIÓN

 

Los artículos de opinión son textos misceláneos que pueden abordar tópicos del contexto latinoamericano que no incurran necesariamente en el ámbito literario. Es pertinente realizar en ellos reflexiones de tendencia filosófica, cultural, artística, entre otras. Asimismo, también pueden adoptar el formato de CRÍTICA DE CINE, CRÍTICA DE PINTURA, CRÍTICA DE MÚSICA, e inclusive, CRÍTICA DE REPRESENTACIÓN TEATRAL. Por otro lado, este tipo de artículos también pueden usarse a modo de RÉPLICA o refutación ante otra publicación, perteneciente o no a la revista, que permita estimular el diálogo y debate con respecto a cualquier tema de corte literario.

 

v  Tipo de letra: Times New Roman.

v  Interlineado: 1.5 (sin espacio).

v  Es posible enviar más de un artículo, pero solo uno podrá ser seleccionado.

v  Extensión entre 1 a 5 páginas.

 

7) CRÍTICA DE CINE LATINOAMERICANO

 

Las reseñas sobre cine latinoamericano pueden girar en torno a películas recientemente estrenadas o de mucha mayor antigüedad. El título que encabeza este tipo de reseñas puede consistir solo en el título de la película o puede variar según el autor vea por conveniente. Después del título deben figurar los siguientes datos: Título de la cinta, Género, Director y Año de estreno. Los textos deben ser enviadas con el siguiente formato:

 

v  Tipo de letra: Times New Roman.

v  Interlineado: 1.5 (sin espacio).

v  Es posible enviar más de un artículo, pero solo uno podrá ser seleccionado.

v  Extensión entre 1 a 5 páginas.


Las propuestas serán recibidas en la siguiente dirección electrónica: nuveliel.revista@gmail.com. 

El correo debe contener el siguiente rótulo en el asunto: "Colaboración_Blog_Categoría (Reseña/Ensayo/Poesía/Cuento/Crónica/Artículo de opinión)". Si los textos necesitaran editarse por detalles de redacción, mantendremos contacto con sus respectivos autores. 

En caso de tener dudas o requerir aclaraciones, contactarnos a través del correo electrónico o de Facebook: 

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Valeria Montes Pastor. Mariposa nocturna entre grietas y memoria

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