lunes, 29 de abril de 2024

Convocatoria para el 5to Nro: Homenaje a Teresa Ruiz Rosas

 

BASES PARA EL QUINTO NÚMERO DE NUVELIEL

 

Nuveliel, un ser nacido de la ficción por manos del poeta arequipeño Aníbal Portocarrero, representa la humanidad y fragmentación de un mundo tornadizo, pero dispuesto a reconstruirse, aunque tenga que reiniciarse desde los márgenes. La realidad de este arquetipo es análoga a la literatura peruana, se trata de un universo heterogéneo, diverso y cambiante, cuyo canon presenta cierta carencia de voces periféricas tras cimentarse en una tradición hegemónica. En este sentido, resulta pertinente mostrar preocupación por las literaturas opacadas, erigir la tradición a través del diálogo con otras aledañas. Así, las literaturas regionales cobran prevalencia, pese a su enunciación desde los márgenes.

En esta ocasión, la revista Nuveliel abre una nueva convocatoria para su quinto número e invita a los escritores de la comunidad literaria y humanística a participar en las siguientes categorías: ARTÍCULO ACADÉMICO, ENSAYO, CRÓNICA O ARTÍCULO DE OPINIÓN. El número estará dedicado a la obra de la narradora y traductora arequipeña TERESA RUIZ ROSAS, por lo que es preciso que los textos de cada categoría estén enfocados o relacionados a la autora y su obra. La recepción estará vigente DESDE EL 1 DE MAYO HASTA EL 1 DE AGOSTO. Aunque las prioridades de esta edición están delimitadas por la autora homenajeada, la sección de “Creación literaria” estará abierta para recibir propuestas de CUENTO con una temática libre. Cada texto deberá ser enviado a la siguiente dirección: nuveliel.revista@gmail.com y seguir las bases de redacción:

 

1) ARTÍCULOS ACADÉMICOS

 

Los artículos deben enfocarse solo desde la óptica de los estudios literarios o de manera interdisciplinaria, es decir, también se admiten trabajos que aborden los temas combinando los fundamentos teórico-literarios con otros de naturaleza filosófica, lingüística, artística, antropológica, sociológica, etc.

 

v  Tipo de letra: Times New Roman.

v  Interlineado: 1.5 (sin espacio).

v  Extensión estimada entre 10 a 15 páginas (sin incluir bibliografía).

v  Especificar si el trabajo tiene antecedentes en algún evento (colocar una nota a pie de página en el título).

v  Estructura básica: Título, Autor, resumen, palabras clave, desarrollo.

v  Seguir las citas textuales o paráfrasis en formato APA, así como la bibliografía al final del artículo.

v  Advertencia: pese a las actualizaciones del modelo APA, la bibliografía del final debe especificar la ciudad de publicación de cada texto utilizado.

v  Adjuntar una biodata concisa o semblanza del participante.

 

2) NOTAS AL MARGEN

2.1) ENSAYO

 

Los ensayos no necesitan seguir el formato de citas o bibliografía APA. En el caso de utilizarlas, es recomendable usar solo notas a pie de página en las que se especifique el texto aludido y colocar entre comillas el fragmento citado; si no fuera el caso, es suficiente con utilizar el entrecomillado. Deben tratar la obra de la autora homenajeada.

 

v  Tipo de letra: Times New Roman.

v  Interlineado: 1.5 (sin espacio).

v  Es posible enviar más de un ensayo, pero solo uno podrá ser seleccionado.

v  Extensión entre 1 a 8 páginas.

v  Especificar si el texto tiene antecedentes en algún concurso o publicación (colocar una nota a pie de página en el título).

v  Adjuntar una biodata concisa o semblanza del participante.

 

2.2) CRÓNICA

 

En lo posible, es recomendable que las crónicas evoquen en espacios, eventos o sucesos relacionados con la autora homenajeada:

 

v  Tipo de letra: Times New Roman.

v  Interlineado: 1.5 (sin espacio).

v  Es posible enviar más de una crónica, pero solo una podrá ser seleccionada.

v  Extensión entre 1 a 8 páginas.

v  Especificar si el texto tiene antecedentes en algún concurso o publicación (colocar una nota a pie de página en el título).

v  Adjuntar una biodata concisa o semblanza del participante.

 

2.3) ARTÍCULO DE OPINIÓN

 

Los artículos de opinión son textos que buscan comentar críticamente la obra de la autora homenajeada a fin de ofrecer interpretaciones, valoraciones o discusiones con la argumentación precisa y el respeto debido.

 

v  Tipo de letra: Times New Roman.

v  Interlineado: 1.5 (sin espacio).

v  Es posible enviar más de un artículo, pero solo uno podrá ser seleccionado.

v  Extensión entre 1 a 4 páginas.

v  Adjuntar una biodata concisa o semblanza del participante.

 

3) CUENTO

 

Son válidos los microrelatos o microcuentos, si se da el caso, es posible enviar más de uno.

 

v  Tipo de letra: Times New Roman.

v  Interlineado: 1.5 (sin espacio).

v  Es posible enviar más de un solo cuento, no obstante, los textos se someterán a selección para ser publicados.

v  La extensión máxima es de 8 páginas.

v  En caso de ser un cuento extenso, es recomendable enviar solo uno, y en el caso de cuentos breves, enviar dos.

v  Especificar si alguno de los textos tiene antecedentes en algún concurso o publicación (colocar una nota a pie de página en el título).

v  Adjuntar una biodata concisa o semblanza del participante.

 

Si los textos necesitaran editarse por detalles de redacción, mantendremos contacto con sus respectivos autores. En caso de tener dudas o requerir aclaraciones, contactarnos a través de Facebook:

https://www.facebook.com/Nuveliel.revista/

 




viernes, 26 de abril de 2024

Breve selección poética de Elizabeth Monopoli Acker




BREVE SELECCIÓN POÉTICA

 

Elizabeth Monopoli Acker[1]

 

 

El canto del ángel[2]

 

El canto del ángel traspasa la puerta de la vida,

secando toda lágrima dormida dentro de la muerte olvidada.

El mundo ve por la ventana la luz de fuego que ilumina su realidad nocturna,

revelándose ante sus ojos que lo que creía verdad era tan solo una mentira.

 

El alma roída por la malicia es aniquilada por el hombre,

logrando que la justicia brille como solitaria estrella en el cielo que permanecía vacío.

El ave entona en su trino las historias ya vividas,

y batiendo sus hermosas alas nos lleva con amor a la ciudad ESPERANZA.

 


 

Flor de Jazmín[3]

 

Las gotas de lluvia dibujan un surco en mi rostro

al sentir la seducción del beso de despedida.

Los latidos de mi corazón danzan al ritmo de tus manos

que acarician mi piel afiebrada por la embriaguez de tu presencia.

 

¡Seduce una vez más mi alma, golondrina!

¡Acaricia nuevamente la mejilla de mi desnudez con tu esencia!

La angustia del último abrazo

se refleja en la oscuridad de la luna nueva.

 

¡Abrázame una vez más con tus ojos!,

y permite que la lluvia de pétalos

aleje de esta noche el adiós que tu garganta ahoga.

 

Escóndeme en lo más profundo de tus secretos

y llévame contigo,

o clava de una vez en mí la daga de tus palabras.

 

¡Toma mi mano una vez más, solo una vez más!;

siente como en ella habita ahora el viento del más frío diciembre.

¡Permite que mis dedos te recorran nuevamente!,

y perciban el placer que ellos te obsequian.


 

Por Siempre Mía[4]

 

Bésame al compás de tu pentagrama

Y hazme vibrar con las caricias de tu alma

Esconde tu miedo en mi corazón

Que no sabe de distancias ni de ayeres

 

Quédate atada a mi cuerpo para siempre

Fusiona mi respiración a la tuya

Ya no me ocultes lo que tu piel erizada grita

Y recórreme con el oleaje de tu deseo

 

Abrázate una vez más a mi sudor que te incita

A obsequiarme tu inocencia, paloma mía

El inclemente invierno se vuelve primavera

Al entretejer nuestros latidos con el firmamento

 


 

Era de PAZ[5]

 

El hombre despierta de la pesadilla

que él mismo decidió soñar por centurias,

al darse cuenta que lo que creyó luz

fue tan solo oscuridad absoluta.

 

Mientras camina por el sendero renovado,

sus manos palpan la Tierra nueva.

La sonrisa vuelve a dibujarse en su rostro,

y su mirada se enciende con el reflejo de la vida.

 

Su corazón late al unísono con el de Madre Gaia,

quien esperaba que llegara este día

para iniciar la era de PAZ

que se gestó en su vientre.

 


 

Canto en el capullo[6]

 

Pidiendo permiso a la ventana

Para irse con el ocaso,

La mariposa de alas blancas

Rememora su canto en el capullo.

 

La respiración del viento

Reconoce su aleteo,

Permitiéndole fusionarse

Con el azul reflejo.

 

El espontáneo destello turquesa

Transforma en humedal al desierto,

Y la magia del nuevo vuelo

Evapora la lágrima del universo.

 

 

 

Hijos de la Tierra[7]

 

¡Despertad, Hijos de la Tierra!

El fuego de la Profecía

Reconoce el amanecer de la palabra antigua

 

Y es que…

El océano palpita en el corazón del viento,

Y la danza de quenas

Refleja los colores del quinto arcoíris

En el vientre del universo

 

Las alas del nuevo camino se despliegan,

Dejándose escuchar entre el confín de estrellas

Los nombres de los durmientes

 


 

Mi ángel humano[8]

 

Mi ángel humano es la luz que ilumina

el sendero empedrado de mi esencia,

para llevarme de su mano

al corazón del Amor infinito.

 

En él radica la Esperanza

de la Fe inquebrantable,

y sus alas me abrazan

en el momento del desasosiego.

 

Su entrega incondicional

encamina a la humanidad

hacía la esperada

reconciliación de los tiempos y de las razas.

 

La Unidad de los Corazones angélicos

envuelve al universo,

protegiéndolo del miedo

que lo alejó de la armonía cósmica.

 

 

 


 



[1] Elizabeth Monopoli Acker (Lima). Poeta, narradora y docente de talleres de creatividad literaria. Estudió en el colegio Isabel Flores de Oliva (CIFO), donde escribió su primer cuento «El puma de lava». Siguió la carrera de Computación e Informática en el I.S.T. Metropolitano. Pertenece a El Club Ribeyro, donde realiza la labor de secretaria y es administradora de Cuentos de Miércoles; además de expositora de la ruta literaria “Ribeyro en Miraflores” y miembro del equipo “Ribeyro en los colegios”.  Integra el colectivo poético Sociedad Literaria Amantes del País. Embajadora Cultural de la Cámara Internacional de Escritores y Artistas (CIESART). Embajadora INDAI. Ha publicado: Antología fascinante: relatos fantásticos (2017), El último unicornio Alado de cristal (Poemario juvenil) (2018), Las tres malditas campanadas y otros relatos (2019), La Promesa: Luces de Esperanza (2020), Más allá del unicornio (2024). Asimismo, viene participando en diferentes antologías poéticas y narrativas desde 2017.

[2] Publicado anteriormente en La promesa: Luces de Esperanza. Lima: Mar de Cristal Editores, 2020, p. 85.

[3] Publicado anteriormente en 30 años VL (1991 - 2021): Poesía Contemporánea. Lima: Ediciones VL, 2021, p. 156.

[4] Publicado anteriormente en Cuando me tocan tus manos, se desvanece la muerte. Lima: Gaviota Azul Editores, 2024, p. 13.

[5] Publicado anteriormente en Antología Poética Palabras sin fronteras, fronteras sin palabras – XV Recital de Poesía. Lima: Biblioteca Central-Universidad Ricardo Palma, 2020, p. 208.

[6] Publicado anteriormente en Antología Poética Palabras sin fronteras, fronteras sin palabras – XVI Recital de Poesía. Lima: Biblioteca Central-Universidad Ricardo Palma, 2021, p. 48.

[7] Publicado anteriormente en Antología Poética Palabras sin fronteras, fronteras sin palabras – XVI Recital de Poesía. Lima: Biblioteca Central-Universidad Ricardo Palma, 2021, p. 47.

[8] Publicado anteriormente en Antología Poética Palabras sin fronteras, fronteras sin palabras – XVIII Recital de Poesía. Lima: Facultad de Humanidades y Lenguas Modernas, Universidad Ricardo Palma, 2023, p. 171. 

jueves, 25 de abril de 2024

«La venganza». Un cuento de Christian Ardel Loayza

 

LA VENGANZA[1]

 

Christian Ardel Loayza

 

Temblaba. Mi mano temblaba en el aire. El taxi se detuvo algo lejos de mí. Verifiqué que la nariz de mi vecina no se asomara por entre las cortinas de su casa, al otro lado de la calle. Tragué un poco de saliva y avancé. Intentaba mantener el equilibrio sobre mis zapatos de tacón alto, al mismo tiempo que lamentaba haberme puesto una falda tan ceñida. Cuando alcancé el auto, no pude evitar detenerme un instante frente al cristal; mi reflejo me veía como a una extraña. Definitivamente no parecía yo. Abrí la puerta trasera del vehículo, me senté e hice una seña al chófer para que avanzara. El conductor me vio por el espejo retrovisor, sonrió y levantó las dos cejas.

—¿A dónde, señorita?

Con la voz más seria que pude extraer de mi garganta respondí que me esperara un momento. Y busqué el papelito donde había anotado con lapicero azul la dirección de ese…extraño lugar.

¡No soy este tipo de persona!, pensaba, mientras sentía crecer el impulso de bajarme y volver a casa a llorar. Pero no podía olvidar lo de la semana pasada. Busqué con furia en mi bolso y cuando encontré la notita se la leí al chófer. El taxi, entonces, se puso en marcha. Las calles pasaban y me adentraba en el cercado de la ciudad. No podía sacar de mi cabeza lo que había pasado, lo que descubrí mientras acomodaba algunas prendas de “mi esposo” en el ropero.

Martín, bonito nombre, me dije cuando lo conocí hace siete años. Nunca tuvimos un gran problema, él siempre sonreía y bromeaba y era atento conmigo y con mi hija. Decía que me amaba, ¡y me amaba!, aún estoy segura de eso. E incluso satisfacía mis caprichos algo costosos. Y claro, como todos, tenía una manía: odiaba la suciedad. Siempre andaba limpiando o bañándose y él mismo se encargaba de lavar la ropa, plancharla y acomodarla. Eso me evitaba molestias asquerosas y yo lo agradecía sin insistir demasiado con el asunto de contratar a una persona para que ayudara con el aseo de la casa.

Pero la semana pasada, un martes como ayer, Martín salió apurado al trabajo. Por esa ocasión decidí planchar la ropa y guardarla, sería una ayuda, pero encontré una tarjeta en uno de sus pantalones. El pedazo de cartón era rojo y tenía estrellitas negras adornando los bordes. En el centro se leía en letras grandes y curveadas: «DENIS». Y al reverso tenía un número de celular. No podía creerlo y, luego de meditar un momento, regresé esa tarjetita al bolsillo de donde había salido. Y no dije nada.

Un par de días después, no pude soportar más. Cata, mi amiga, al otro lado del teléfono, escuchó todo mi llanto y reclamos y cólera. Ella intentó consolarme y distraerme con algún tema del reality de la televisión o de la captura del expresidente cholo en los estados unidos, pero yo no podía dejar de llorar.

—Ya, cálmate, amiga, ya sé lo que necesitas— me dijo Cata al final—. ¡Págale a Martín con la misma moneda!

Sequé mis mejillas. Guardé silencio.

—Ya llegamos, señorita—interrumpió el chofer y volvió a observarme por el espejo.

Luego de pagar me bajé a toda prisa. Caminé media cuadra hasta un hotel. Verifiqué el número del edificio en mi papelito arrugado. Me acerqué a la entrada donde la puerta de cristal se abrió sin que yo la tocara. Adentro, el recepcionista me saludó y preguntó si podía ayudarme en algo. Respiré profundo, di una mirada a mi alrededor.

—Vengo por una habitación… —dudé— en el tercer piso.

—Ah, entiendo. Pague aquí, señora —dijo el joven—. Esta es su llave, control, papel y su antifaz, suba por las gradas de la derecha y espere en su habitación.

Terminé en ese hotel por idiota, es la verdad. Por teléfono, Cata me insinuó que conocía un lugar donde una podía ir a olvidar esos malos momentos con su marido. Ese tipo de tarjeta roja lo dice todo, dijo.

—Si quieres llama a esa tarjeta, verás que es de un prostíbulo… O puedes ser tú la trágica, la mártir o pueden quedar a mano. Sabes que él nunca lo admitirá —completó.

Di vueltas al asunto por varios días e incluso consideré en dejarlo pasar. Muchos hombres lo hacen, pensé. Pero me dolía que Martín haya decidido tener que buscar a una prostituta. ¿Acaso yo no era suficiente para él? Y, si ese era el caso, ¿él tampoco debería ser suficiente para mí? Pensé la noche entera.

Entonces llamé a Cata:

—¡Perfecto! —dijo mi amiga con una voz alegre.

—Sí, lo haré. También encontré preservativos en su maletín. ¡Tenías razón!

—Ya ves. ¡Es un perro! ¡Se ve con una prostituta o una amante! ¿Qué hombre lleva condones en su maletín si tiene los suficientes en casa? —dijo, y yo asentí—. Bien, amiga, anota la dirección. Procura ir bien vestida. A los chicos les gusta que te veas bien.

—¿Me acompañas? —pregunté inocente.

—¡Nunca jamás! —gritó Cata y soltó una carcajada—. ¡No quiero un trío!

—No, no, no, no. No es eso. Es que me da vergüenza —murmuré sonrojada.

—¡Ya eres grandecita, mujer! Solo sé discreta y no olvides ponerte el antifaz. Tampoco olvides los preservativos. Y disfruta, querida. Ya me cuentas cómo te fue.

¿Desde cuándo viene Cata a este lugar? Me preguntaba ayer, ya dentro de la habitación del hotel, sentadita en el borde de la cama, justo antes de notar que la puerta de la habitación comenzaba a abrirse. Sacaba el antifaz de su bolsa cuando un grito me interrumpió:

—¡Gloria! ¡Qué carajo haces aquí! —dijo Martín, todo desnudo, mientras se quitaba la máscara.







[1] Cuento ganador del segundo lugar del concurso nacional de cuento Antenor Samaniego 2019.

martes, 23 de abril de 2024

Ximena López Bustamante. Una alquimista de la verdad onírica

 


UNA ALQUIMISTA DE LA VERDAD ONÍRICA

 

[Entrevista a Ximena López Bustamante[1]
sobre su libro Interior VI. Técnica mixta]

 

 

 

Por Edward Álvarez Yucra

 



 

¿Por qué el número seis en el título? Interior VI. Técnica mixta anticipa el tema y el estilo, pero la numeración es intrigante.

 

Hay cierta relevancia en traducir los números de manera simbólica a lo largo del libro. Desde el epígrafe podemos leer:

 

«Sentí como si hubiese dejado detrás el

aspecto sórdido y doloroso de la Materia

y entrase en un mundo que podía ser la

expresión matemática de la Vida»

Leonora Carrington, Memorias de abajo

 

La intención del seis tiene —digamos— múltiples respuestas que son también interpretaciones. Por ejemplo, el seis podría verse como la unión de un par de tríadas, el conjunto de dos cifras iguales; entendiendo al tres como un número que simboliza al ser humano, quien está compuesto de una mente (1), un cuerpo (2) y un espíritu (3). Esto solo por darle una vaga interpretación al tres, puesto que son inacabables las infinitas interpretaciones que los números, entendidos como símbolos, pueden significar a nivel físico y metafísico. Entonces, entender la «matemática de la Vida» que nos dice la pintora surrealista Leonora Carrington es una cuestión casi alquímica. Es, en cualquiera de sus significancias, transformadora.

En la segunda parte del libro «Panteras violetas del espejo» —por decir— se puede ver la espejación que hay entre los números, cada poema tiene como título números reflejados de manera capicúa (1:1; 2:2; 3:3...9:9). Hay una suerte de enfrentar la alteridad que la voz poética puede tomar, un diálogo de voces. Encuentro también la unión de dos trilogías, dos seres en apariencia iguales, dos polaridades que podrían completar la Unidad.

Si seguimos tirando del hilo, podemos también toparnos con el número nueve, las dos primeras partes del libro tienen un conjunto de nueve poemas en cada una, el nueve también como un conjunto de tres tríadas. Entonces, la cosa va tomando ritmo, ¿no crees? 

Por otro lado, tenemos el VI en números romanos que persigue el deseo de pertenecer a un lenguaje de galería. Deseo que se evidencia en la portada del libro.

Como te decía en un principio, estas son sobre todo interpretaciones adonde nos lleva la simbología de números. En alguna entrevista me dijeron que quizás el seis provenía del número de letras que compone mi nombre, lectura que me sorprendió gratamente pues no hubo esa intención de mi parte. Fue, sin embargo, una simpática casualidad, acaso un guiño de la Vida.

Por último, hay una carta en la parte final del libro «Cartadentros» donde resalto:

«Pero hay otro juego del cual no somos ajenas. Uno que coquetea con mi mente, te burla, me desafía, nos refleja. Los números hablando en códigos repetitivos, lenguajes capicúas que gritan lo mismo: somos».

 

Ya que mencionas esta multiplicidad de sentidos en los números, ¿no te parece que tienen cierto parecido a la teosofía o el esoterismo? A veces me parece que los poetas tienden al misticismo desde sus propios símbolos. ¿Te parece que el poeta es un místico? ¿O cómo prefieres verlo?

 

Prefiero ver al poeta como un alquimista.

 

¿Qué lugar ocupa tu natal Arequipa en este libro? ¿Qué sensaciones te ha despertado en el proceso de escritura?

 

Arequipa tiene ciertas virtudes que a una la marcan. Entre todas ellas, la luz tan vital que su sol picapedrero [Peralta dixit] irradia sobremanera. He tenido la suerte de vivir en una ciudad con gran cercanía a la Naturaleza y aunque migré a los diecinueve años a Lima, volvía cada verano a visitar a la familia por lo que nunca me he alejado del todo de Arequipa. Incluso ahora, sigo yendo constantemente a mi ciudad, sigo familiarizada con la escena cultural —o lo que entendemos como escena cultural—, leo los medios de comunicación locales, entre otros.

En la primera parte del libro «Fragmentos de un país al viento» se pueden leer versos como «proliferadas palomas salidas del sillar» o «y escucho al texao hablador desde el cañón». En el primer caso, se habla de la piedra volcánica, el sillar, la cual tiene un tono blanquecino que le da cierta estética a la piedra y, por ende, a la ciudad. Porque el centro histórico de Arequipa está construido, en su mayoría, con sillar. En el segundo caso, se hace referencia a la planta del texao, símbolo de Arequipa. Alfombra floral que crece, sobre todo, a las orillas del río Chili en la zona de Chilina donde pasé muchos años de mi juventud entre amigas, amigos, amigues y estimulantes varios.  

 

El primer poema en esa sección transmite nostalgia por la partida, pero también parece un acto inevitable para alcanzar un potencial mayor. ¿Dirías que tu vida literaria comenzó en Lima?

 

Mmm… podría decir que sí, pero a la vez que no. Arequipa ha sido tanto como Lima en mi vida profesional. La escritura —mi escritura, quiero decir— es apátrida, acaso con el gentilicio de una misma.

 

¿Hay algo en la escena literaria de Arequipa que te haya ayudado en tu formación poética?

 

Muchísimo. La comunidad arequipeña es bastante generosa. La escena, a nivel literario, está viva. Existen actualmente puntos de encuentro donde las, los y les escritores se reúnen, intercambian ideas, versos, pasos de baile, etc. Hay apetito en la ciudad, en la juventud y eso es positivo, sin duda, porque hay alimento. Arequipa es cuna de poetas, cada vez leo mejor poesía a nivel local. Aplaudo la resistencia de la aparición de más editoriales independientes, por ejemplo. El aguante, también, de los boletines o revistas que difunden el trabajo literario arequipeño del presente. Yo estoy muy conectada con mi ciudad como te lo decía. Para muestra un botón: Nuveliel&Ximena.

 

En la segunda sección: «Panteras violetas del espejo», mencionas un oasis de coral donde se consuma sin culpa el fuego secreto del lenguaje. ¿Qué tipo de culpabilidad impediría consumar ese fuego en otros lugares que no sean ese oasis?

 

Creo que la palabra «oasis» aquí no funciona individualmente; funciona, por el contrario, el verso «un oasis de coral donde se consuma sin culpa: el fuego secreto de nuestro lenguaje».

Respondiendo a tu pregunta, la culpabilidad que impediría consumar ese fuego del lenguaje al que hace referencia la voz poética es, desde luego, la no diferenciación que se tiene, por ejemplo, entre palabra y verso.

En un lugar fuera del oasis, se lee la poesía como un conjunto de palabras, de significantes, de ideas, etc. En un lugar dentro del oasis, en cambio, se lee la poesía como un conjunto musical de versos que son percepciones del espíritu que posee el poema/obra. 


                                                         ¿Qué detiene el lenguaje de un poeta?

 

Nada. El lenguaje de un poeta trasciende incluso, y sobre todo, al libro mismo. Entonces, le sumaría, ¿y cuáles son los límites de ese lenguaje? Tampoco los hay. En el poema el fin es un nuevo inicio y viceversa, cada salida es una nueva entrada, el tiempo del poema es un punto sin fecha ni data, el punto de intersección o la persecución del presente.

 

Lo que dices me trae a Wittgenstein a la mente. Si los límites del lenguaje son los límites de la consciencia, ¿podríamos decir que lo que limite el lenguaje del poeta es el mismo poeta? Es un ser mortal, finito como todo humano, tal vez su preocupación está en encontrar sus propios límites. Un lugar hasta donde lo lleven sus pies.

 

Al final todos terminamos mordiéndonos la cola...

 

También mencionaste que no hay data ni fecha. Me recuerda una idea que esbozó Mario Montalbetti: «El poema es cuestión de espacio, no de tiempo». Al margen del contexto en el que lo dice, ¿qué interpretación le darías?

 

Lo mencioné en torno a la idea que teje Celan sobre «el punto cero». Ese punto que carece de fecha y de data, ese punto donde convergen las polaridades, etc.

En cuanto a lo que menciona Montalbetti, lo respeto. Tendría que leer con más atención su obra para hacer algún comentario. He leído muy poco de él.

 

¿Qué relación encuentras entre las cartas y la poesía? ¿Crees que ambas se parecen en su expresión íntima, emotiva o sincera?

 

Sobre todo, la relación que yo creo encontrar en ambas es la verdad en sus textos. Siento que es más útil escribir lo que uno ha sentido o experimentado que simular un conocimiento independiente de cualquier persona. O lo que Valéry llamaba una «observación sin observador».  

Si nos detenemos un momento a pensar en ambos géneros literarios —epistolar y poético— nos daremos con la (no) sorpresa que son similares, en tanto que no existe teoría (discurso del yo poético) que no sea un fragmento o verso, cuidadosamente preparado, naciente de alguna autobiografía.

Lo que ambos géneros poseen, sin duda, es la riqueza y la fertilidad que la verdad ocupa en el texto. En el tratamiento de esa verdad es donde radica la legítima labor del poeta —visto como constructor de universos— donde el salto a la ficción es admisible siempre y cuando se ajuste a la lógica del universo poético.

 

Interesante. Pienso que el periodismo es la historia instantánea porque reconstruye hechos para alcanzar la verdad de un acontecimiento, solo que con mayor cercanía temporal y con una intención mediática. ¿Sientes que tu lado periodístico te ha influenciado de esta forma en el concepto que tienes de la poesía? ¿O de qué manera te parece que lo ha hecho?

 

El periodismo es parte mi escritura, por supuesto. Siento, sin embargo, que el tratamiento que le doy a la verdad en periodismo no es similar al tratamiento de la verdad del poema. En el poema nuestra verdad se rige a una (no)lógica trazada por el autor. En ese universo poético, entonces, es posible alcanzar la verdad. Entendiendo la verdad no como una certeza sino como una percepción del espíritu del poema.

En el periodismo, por el contrario, no existe tal cosa como un universo poético, existe la realidad. En periodismo tenemos que escribir con data que respalde lo que decimos, con fuentes que sujeten nuestros argumentos. Hay una realidad a la que hay que regirnos.

Pero, cuidado, esto no la convierte en una escritura frívola. Nada más alejado de la realidad, el periodismo, combinado con los recursos estilísticos de la literatura, produce textos literarios. Ahora le llaman Literatura de no ficción, antes le decían Periodismo Narrativo o Literario. De cualquier manera, ese periodismo es el que me representa.

Etiqueta Negra, la revista peruana de periodismo narrativo fundada por Julio Villanueva Chang, es una prueba digna de ello. También tenemos a Gatopardo, El Malpensante, Letras Libres, etc.

 

Considerando el título del taller que has venido dictando en estos últimos meses, ¿dirías que la verdad del poeta se busca a través de sus heridas abiertas? ¿Buscarla implica escarbar hasta la escritura?

 

No creo que la verdad del poeta se reduzca a sus heridas abiertas. Creo que el taller que estoy compartiendo, el cual lleva el nombre Herida abierta o escarbar hasta la escritura es más bien una desmitificación o desromantización que se tiene de la escritura. En ese sentido, siento que el taller es un engranaje más para la búsqueda. Un espacio donde puedas recoger herramientas que te permitan escarbar, con ternura fervorosa, hasta encontrar la escritura. El taller es muy íntimo, si te detienes a ver el temario o sílabus, notarás la construcción de temas y lecturas seleccionadas para cada sesión y cómo la bola de nieve va sumando más y más.

 

¿Qué admiras del Surrealismo? ¿Qué cosas te parecen más trascendentales de su estética?

 

Admiro muchísimos enfoques del Surrealismo, me resulta difícil enumerarlos. Quizá este libro sea un elogio involuntario a la vanguardia, no lo sé. Lo que puedo contarte es que mi primer acercamiento al Surrealismo fue a nivel visual, estético, a través de su pintura. En la década de mis veintes, estuve muy pegada a algunos representantes de la época como Remedios Varó, Leonora Carrington, Magritte, entre otros. De ahí pasé a la poesía surrealista, desde Éluard hasta Moro, Paz, Apollinaire, entre otros. Me inmiscuí en la vida privada del círculo surrealista. Pasaba de sus obras a sus vidas, ahí empezó mi obsesión con lo epistolar. La vida de los surrealistas fue, en serio, te lo digo, muy entretenida. La vida misma, la persecución del presente. Esa curiosidad la guardo hasta el día de hoy. Generalmente, si la obra de una escritora o escritor me gusta, automáticamente me vuelco a su vida privada. Consulto si tiene diarios, compilados de correspondencia, memorias, etc.  

 

¿Qué sientes que tiene para decir el surrealismo hoy en día? ¿Qué podemos rescatar de la vanguardia en este siglo que nos toca vivir?

 

Creo que las vanguardias, hoy en día, tienen un rol importante a nivel de lo que entendemos por comunidad. No olvidemos que estas corrientes nacen de una post guerra. Sin ir muy lejos, nosotros acabamos de pasar una matanza a nivel nacional. En provincias familias enteras siguen esperando justicia para sus parientes asesinadxs. Hay un grito de respuesta que como eco va apareciendo, sobre todo a nivel artístico está sucediendo.

Pero, mira, hace poco escuché a Verónica Gerber hablar sobre la Escritura del compostaje. En resumidas cuentas, con el perdón de Verónica, nos decía que las literaturas contemporáneas o lo que Josefina Ludmer califica como Literatura postautónoma no es más que usar los desechos que en algún momento fueron alimento. Es decir, las escrituras el compostaje se alimentan de los residuos y eso, alegóricamente, nutre sus suelos. Es decir, hemos pasado de la escritura del reciclaje, la apropiación y el hurto a la escritura del compostaje. Bajo esa lógica, ¿por qué no crear una nueva vanguardia que mame del surrealismo y de lo que desees.

 

¿Tienes otro libro en preparación? ¿Qué puedes anticipar para tus siguientes proyectos literarios?

 

Sí, tengo un libro casi terminado. Poesía también. En este caso la voz poética atraviesa afecciones del sueño. Sale el próximo año.

 

 

 

17 de abril del 2024

 

 

 

 

La poeta Ximena López Bustamante[2]



[1] Ximena López Bustamante (Arequipa, 1993). Radica en Lima desde el 2013. Maestría en Creación Literaria 2022-2023 modalidad presencial por la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona, España). Licenciada en Comunicación y Publicidad con la tesis “Nuevo Periodismo en el Perú: caso revista Etiqueta Negra” por la universidad Científica del Sur (Lima, Perú). Publicó el poemario INTERIOR VI. Técnica mixta (Aletheya, 2022). Colabora con entrevistas a autores de libros de poesía en la web cultural Vallejo&Co. Ganadora del Premio Fernando Cabieses 2016 por el Caso MUNA. 

@ximenaserefleja

@ximena.lopezb

 

[2] Fotografía tomada por César Becerra.

Valeria Montes Pastor. Mariposa nocturna entre grietas y memoria

  MARIPOSA NOCTURNA ENTRE GRIETAS Y MEMORIA   [Entrevista a Valeria Montes Pastor [1] sobre su libro Oda a las polillas ]     Por...