SEIS POEMAS DE
LA SOMBRA DEL CAMINO[1]
Hélard Fuentes[2]
9
Soy un PÁJARO pequeño que dejó las alas en el
mar
el atardecer y los astros
celestes girando lento
el graznido de un pájarociego detrás del monte
Un bosque telúrico
inclinado a las rocas
Sueño tímido y errante
Soy un pájaro pequeño durmiendo en tu vientre
A veces despierto con la
noche y migro a tus piernas
Siento el susurro de la
arena escondida en los dedos
Transformado en remo me
devuelvo al mar.
19
Mi familia es un nombre
de largo aliento
Retazo de la noche con su
sombra violenta
Su golpe queriendo
desfigurar mi rostro
Un retrato que respira en
las corazas
Mi familia es la fuente
de la misma vida
El ermitaño patriarca de
todas las familias
de la menos tallada al
azar en una roca
de la más incierta en los
lunares del cuerpo
Su palma inclinada
sosteniendo la luz
Mi familia es el rosario
de mi madre
sus aguas repletas de
peces y olas
sus aletas que cruzan los
océanos
Una multitud abriendo la
aurora
La brisa desmemoriada
retornando al mar.
30
Tengo la sonrisa
inalterable en una piedra
Una barca piquicorta en
el muelle Marginal
Te vi partir –ya sabes–
en aguas torrentosas
Hinchabas las liras de un
viejo continente
Somos islas ajenas
sumergidas en el suelo
No hace falta humedecer
las pupilas
que guardo enlutadas en
la popa
Las velas se tienden en
los mares
y los peces rodean mi
hechura.
31
Intento despojarme de las
cosas
Matar, después de todo,
es humano
Tengo las manos fugitivas
y los ojos bien abiertos
Un picaflor que me delata
y un lagarto en el fémur
Morir, después de todo,
es pecado
Serás tú, junto a los
tulipanes
arrancados de la losa,
el encanto de los nichos
exhumados en mi patria.
38
Olivia ¡Despierta!
La tierra te aclama en
los bosques
te llora en los montes
lejanos
te espera en las rocas
profundas
Mi pueblo te busca en las
ramas
Olivia, ¡Despierta!
¡Despierta!
En un roble que zurce tu
rostro
con el canto ancestral de
tus flores
Mi pueblo clama justicia
¡Justicia para Olivia!
¡Despierta! Olivia,
¡Despierta!
con tu noche pantanosa
y tus troncos macizos.
ALFIL
EN LA BATALLA
He perdido la batalla,
combatiente
la he perdido con un
ronquido de rosas
abrazando otros ronquidos
En un desierto hueco o un
bosque ojeroso
La pestaña maquillada por
la guerra
Aquí me quedo con el halo
gris
la mirada juguetona del
otoño
No quise vencer ni ser
vencido
solo el silencio tendido
en el silencio
Rescato para mí esas
palabras
Una mueca llena de
rostros
Aquí me quedo,
combatiente
con el pecho abierto en
dos
y tus palabras de
aliento.
[1]
Textos tomados del poemario La sombra del camino. Arequipa:
Cascahuesos Editores y Municipalidad Provincial de Arequipa, 2022, pp. 23, 35,
51, 52, 63 y 86.
[2]
Hélard Fuentes Pastor (Arequipa, 1990) es historiador, escritor y docente,
Columnista del diario Correo y El Pueblo de Arequipa. Autor de
diferentes libros de carácter histórico y narrativo: Viaje al interior: cuentos
y relatos (2014), Diccionario biográfico
de escritoras, maestras y escritoras (investigación, 2019), Voces de la poesía peruana: antología
poética (2021), La noche de los mil
carajos (relato, 2021), Mis días con
Raúl (novela, 2022), entre otros. Ha recibido reconocimientos de
instituciones como la Municipalidad Provincial de Arequipa, la Alianza Francesa
de Arequipa, el Colegio Nacional de la Independencia Americana, el Congreso de
la República del Perú y el Gobierno Regional de Puno.
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